domingo, 25 de mayo de 2008

APUNTES BREVES SOBRE EL LIBRO DE DANIEL

Primeramente, si eres persona de fe, recuerda que la historia es el escenario de la actividad de Dios; ten bien presente que la historia profética termina con la victoria y establecimiento, para siempre, del reino de Dios; y ten siempre presente que Jesús es el centro de la profecía, y por medio de él su pueblo heredará el reino de la vida eterna.

Al leer con atención los capítulos 2 y 7 encontramos los elementos preliminares, básicos, para entender mucho del libro de Daniel y de los elementos centrales de Apocalipsis. Son fáciles de entender, no se podría explicar más claramente lo que está escrito en 7:17: "Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra".
En el capítulo 2 la explicación es igualmente clara; se dice que el rey de Babilonia es la cabeza de oro, y que después de él habrá otros reinos con diferentes poderes y características. En los dos capítulos, estos reinos, al igual que el poder que los conduce, son reemplazados dramáticamente por el Reino de Dios.
Considerando la sencillez y claridad con que estos dos capítulos bosquejan el desarrollo de la historia, hasta los tiempos actuales, es asombroso y resulta sorprendente que haya tanta falta de interés en conocer los detalles. No obstante, si lo pensamos mejor, veremos que no es tan sorprendente dado que existe un condicionante para tal desinterés.
En próximas notas entraremos en el asunto.

viernes, 23 de mayo de 2008

PARA TI, QUE ERES CREYENTE


"Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sea mejor comprendidos los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente distinta. Obtendrán tales vislumbres de los portales abiertos del Cielo que se les grabará en la mente y el corazón el carácter que todos deben desarrollar con el fin de comprender la bendición que será la recompensa de los de corazón puro.
"El Señor bendecirá a todos los que con humildad y mansedumbre traten de comprender lo que se revela en el Apocalipsis. Este libro presenta en forma tan vivida escenas de inmortalidad, y está tan lleno de gloria, que todos los que lo lean y escudriñen con fervor recibirán la bendición prometida a aquéllos que 'oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas'. Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio de Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha e inequívoca" (TM, 114).
Unas cuestiones para hoy. Algunas denominaciones cristianas han recibido una influencia que las ha llevado a determinar que las profecías bíblicas, en especial las escatológicas, quedan relegadas al pasado remoto o que se proyectan en un lejano futuro. Seguramente muchos creyentes sinceros están luchando con alguna de las influencias negativas que ha provocado que algunas denominaciones cristianas enseñen que una buena parte de las profecías son irrelevantes para nuestro tiempo; siendo así que su vida espiritual queda seriamente afectada.

domingo, 18 de mayo de 2008

INTERPRETANDO, ¿DE QUÉ MANERA?

Los Adventistas del Séptimo Día siguen un enfoque historicista de las profecías. ¿Cómo podría ser de otro modo? Dios habla en el lenguaje de la humanidad, y nuestro lenguaje es el del tiempo y su expresión continuada. La Biblia bosqueja la forma en que Dios trató con la humanidad en lo pasado, y cómo en estos (últimos ) días concluirá la batalla contra el pecado y en favor de la redención de la humanidad.
Es fascinante rastrear cómo, desde los comienzos de la era cristiana y a lo largo del desarrollo de la civilización occidental, la percepción de lo apocalíptico a menudo fue teñida por los acontecimientos seculares. Las plagas de la Edad Media se vieron en el marco de los castigos del Apocalipsis. La Reforma no puede separarse de una comprensión muy acrecentada de las profecías de Daniel y el Apocalipsis. En la guerra civil británica de mediados del siglo XVII, uno de los grupos principales se llamaba "los hombres de la quinta monarquía", que luchaban por iniciar el quinto y último reino de Dios, presentado en Daniel 2.
La fundación de los Estados Unidos a menudo se considera como un cumplimiento de la profecía y del próximo cumplimiento del Apocalipsis. Ese sentido de destino profético y cumplimiento bíblico es muy evidente en el famoso "Himno de batalla de la República" escrito durante la guerra civil norteamericana. Durante el apogeo de la guerra fría, el entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, a menudo recurrió a las imágenes del Apocalipsis al hablar de la batalla contra el comunismo en términos bíblicos.
Hemos pasado el pánico internacional que presagió el cambio de milenio, y más recientemente los atentados sucedidos en Nueva York y Washington. Si no hizo otra cosa, nos mostró la paranoia latente que puede producir un análisis erróneo del Apocalipsis.
Hubo más de 24.000 sitios en la web (y hoy hay más) dedicados a discusiones sobre el tiempo del fin. Ciertamente ésta es una oportunidad sin paralelo hasta hoy para que los adventistas del séptimo día presentemos las profecías en un contexto redentor.
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domingo, 11 de mayo de 2008

LA INTERPRETACIÓN DE LAS PROFECÍAS APOCALÍPTICAS

No sería sobreestimar la realidad si decimos que la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día ha sido definida por la profecía. El entusiasmo despertado por las profecías difíciles condujeron a la expectativa del regreso del Señor en 1844. Estudios más profundos de la importancia de esas palabras en el libro de Daniel llevaron a la formación de la IASD tal como la conocemos hoy. Y el adventismo se mantiene dinámico sólo con la proclamación de las profecías de Daniel y el Apocalipsis, que se están cumpliendo rápidamente.
Las bestias, esos vigorosos símbolos usados en la evangelización de los primeros adventistas, son a veces una fuente de vergüenza para los adventistas contemporáneos. Un profesor adventista incluso verbalizó esta idea: "Tal vez lo apocalíptico, con su sensacionalismo, representa una etapa inmadura del cristianismo. Tal vez deberíamos reemplazarlo con el evangelio de amor, aceptación y perdón".
Pero este concepto no sólo está fuera de la realidad del desarrollo histórico del adventismo, sino que ignora el propio testimonio de la Biblia. La Biblia no es sólo historia, no es simplemente apocalíptica, no es sólo la enseñanza del pensamiento celestial; es todo eso y más todavía. Es un gran todo, en el cual cada elemento está diseñado para señalarnos más de cerca a Dios mismo.
Jesús reprendió a los eruditos de sus días por entenderlo mal, "Ustedes estudian con diligencia las Escrituras porque piensan que en ellas hallan la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de mí" (Juan 5:39, NVI). Pedro recoge este pensamiento en su primera epístola, cuando escribió a los creyentes que "los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación ... A estos se les reveló que no para sí mismos sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles" (1 Pedro 1:10,12).
En las tristes horas que siguieron a la crucifixión, aquellos que habían escuchado alegremente la predicación de Jesús, y su exposición acerca del reino de los cielos, comenzaron a preguntarse si todo había sido en vano. Pero entonces dos de aquellos seguidores se encontraron con el Cristo resucitado en el camino de Emaús. Habló con ellos. Les mostró cómo los profetas habían predicho que el Cristo debía sufrir y morir, resucitar y regresar con gloria. Con una compresión renovada, su corazón "ardía" dentro de ellos (Lucas 24:32). La profecía probaba la historia del evangelio. La profecía era, en realidad, parte de la historia del evangelio.