miércoles, 28 de octubre de 2009

LA PUREZA EN EL EVANGELIO SEGÚN LAS ESCRITURAS




Entender el evangelio tal como la Biblia lo presenta significa conocer el poder salvador de Dios. En esta época cuando los falsos evangelios abundan en una variedad tan creciente como los aromas de los perfumes o los sabores de los caramelos, es bueno volver a las raíces bíblicas, a la manera en que Dios nos introduce en un compañerismo pleno consigo mediante la obra expiatoria de Jesucristo; nuestro Salvador crucificado, resucitado e intercesor. No se trata de un proyecto del tipo "hágalo Vd. mismo", sino de uno de completa sumisión a Cristo como nuestro Salvador, y de unión con él como nuestro Señor. Los mensajes finales de las Escrituras no sólo disipan las brumas y las nubes de error, sino que revelan el imperecedero esplendor del evangelio en su pureza no adulterada.
El evangelio presenta infinitamente más que la teoría de la salvación. Nos revela a un Salvador viviente, quien nos habla por medio de su Palabra para señalarnos el camino de la vida.
La Palabra de Dios opera efectivamente para la salvación de todos aquellos que son receptivos a ella. La gloria del evangelio es de naturaleza múltiple porque revela la benevolencia del carácter de Dios y la maravillosa profundidad, diversidad y efectividad de su amor salvador. Es la fuente de vida y gracia para las almas sedientas y golpeadas por el pecado. Es la manifestación del amor abnegado de Dios, administrado por medio de Jesucristo al mundo entero; no sólo nos ofrece perdón, sino también justificación y purificación, facilitando poder poner en práctica la voluntad de Dios de todo corazón.

miércoles, 21 de octubre de 2009

LA IMPOSIBILIDAD HUMANA


La razón de que ninguna ideología humana o sistema social haya tenido éxito en establecer la armonía entre todos los pueblos y las personas es que sin el nuevo nacimiento somos por naturaleza hijos de la ira, de rivalidad y de discordia, independientemente de cuán noble sea nuestra filosofía de vida. El evangelista Pablo, en su carta a los Efesios habla claramente del por qué: Efesios 2:1-6; Tito 3:3-7, ¡Vale la pena leerlo!
"El que está íntimamente conectado con Cristo se eleva por encima de los prejuicios de color o de casta. El Autor divino de la verdad debe ser exaltado. Nuestros corazones deben llenarse con la fe que obra por el amor y purifica el alma. La obra del buen samaritano es el ejemplo que deberíamos seguir" (9 T 209).
¡Cuán profundamente nos ama Dios! Él contempla nuestro mundo enceguecido y enloquecido, alienado por el pecado. Anhelando la salvación de toda la humanidad, el Señor envía un mensaje acoplado con una misión para la gente. Él planea redimir a todos los que lo acepten como su Salvador personal. Para realizar nuestra salvación, Dios moviliza todos los recursos de su amor y sabiduría infinitos. El Señor obra mediante los agentes humanos: hombres, mujeres y niños, para declarar y exhibir su amor. Alienta a todos los que quieran cooperar voluntariamente con los ángeles. Con demostración de su poder y su gracia, el mensaje del Salvador ha de llegar a todos los lugares de la Tierra. Unámonos con Cristo en esa su grande empresa de salvación. ¿Conoces tú cómo unirte al Señor?

lunes, 5 de octubre de 2009

"BAILANDO CON... ángeles"


Un tiempo atrás muchos quedaron como fascinados viendo la película Danzando con lobos. El pueblo de Dios, el cristiano que persevera tiene un mayor privilegio que el de danzar con bestias salvajes. Puede compartir con los ángeles la tarea de comunicar las buenas nuevas de salvación al mundo. El mensaje del que somos portadores no es de nuestra autoría: como Embajadores de Cristo, llevamos las inalterables nuevas de su evangelio a este planeta que anda a tientas en la oscuridad.
Vivimos una época de fragmentación social y económica. Las razas, las naciones y los sexos están en constante conflicto. La unidad, la paz y la fraternidad eluden los más ambiciosos proyectos e intentos de la sociedad por sanar sus propias heridas. Sólo por medio de Cristo y su salvación es posible que las personas de toda nación, tribu, lengua y pueblo participen de la verdadera armonía. El poder del Evangelio es suficiente para superar las barreras entre humanos.
"Cristo no admitía distinción alguna de nacionalidad, jerarquía social ni credo... Él vino para derribar toda valla divisoria. Vino para manifestar que su don de misericordia y amor es tan ilimitado como el aire, la luz o las lluvias que refrigeran la tierra. La vida de Cristo fundó una religión sin castas; en la que judíos y gentiles, libres y esclavos, unidos por los lazos de fraternidad, son iguales ante Dios" (MC 16)