martes, 18 de agosto de 2009

EL ÚLTIMO LLAMADO DE DIOS, TRANSMITIDO POR ÁNGELES


El amor redentor de Dios es el tema central de la Biblia. De diferentes maneras, cada libro de las Escrituras revela a Cristo como nuestro Salvador, y apela a todas las facultades de nuestro ser y a todas las avenidas de nuestra experiencia. Sumando la luz acumulada y progresiva de todos los siglos, el libro de Apocalipsis nos señala a Jesús, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. En este libro, final de las Escrituras, Cristo es exaltado por encima de todo poder terrenal mientras él trabaja por la salvación de la humanidad y la protección de sus redimidos.


Los mensajes de Apocalipsis 14:6-12 colocan los temas del evangelio eterno en el centro de nuestra atención, ofreciendo una orientación segura en esta época de relativismo, duda, evangelios falsos y milagros mentirosos. Unos ángeles hablan para ayudarnos a discernir el error y apreciar la verdad tal como es en Cristo Jesús.
El contenido, propósito y unidad de los mensajes de los tres ángeles, tiene unas especiales características: Son el evangelio eterno, plenos de luz, vida y amor. Porque aun en su sentido más estricto, su propósito no es condenarnos sino salvarnos. Sin embargo, su rechazo provoca el juicio ejecutivo de Dios.
Estos mensajes tienen una aplicación universal, para todo el mundo, sin exclusión alguna. Son mensajes grandemente concentrados que resumen la revelación divina en un mensaje, telegráfico, celestial.
Se comprende mejor su propósito y significado, estudiándolos secuencialmente frase por frase; pero paremos atención a no perder de vista su unidad orgánica, porque se combinan armoniosamente en una apelación urgente para la última generación de esta Tierra. No escucharemos en ellos ninguna nota que desarmonice con el mensaje esencial de la Biblia: que Dios es amor.
Las condiciones del mundo en esta época fueron descritas claramente por Cristo y sus profetas; la maldad, el error, los conflictos y la desafección hacia Dios. Siendo así que no debemos sorprendernos de la urgencia en mostrar el destino de la familia humana.
Son muchas las razones para agradecer a Dios por las palabras llenas de sentido de los mensajes que proclaman esos tres ángeles, enseñando a seguir al Cordero allá donde nos guíe, de manera que podamos guardar los mandamientos de Dios y mantener la fe de Jesús en medio de la más seria crisis nunca vivida por la humanidad en esta Tierra.