Primeramente, si eres persona de fe, recuerda que la historia es el escenario de la actividad de Dios; ten bien presente que la historia profética termina con la victoria y establecimiento, para siempre, del reino de Dios; y ten siempre presente que Jesús es el centro de la profecía, y por medio de él su pueblo heredará el reino de la vida eterna.
Al leer con atención los capítulos 2 y 7 encontramos los elementos preliminares, básicos, para entender mucho del libro de Daniel y de los elementos centrales de Apocalipsis. Son fáciles de entender, no se podría explicar más claramente lo que está escrito en 7:17: "Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra".
En el capítulo 2 la explicación es igualmente clara; se dice que el rey de Babilonia es la cabeza de oro, y que después de él habrá otros reinos con diferentes poderes y características. En los dos capítulos, estos reinos, al igual que el poder que los conduce, son reemplazados dramáticamente por el Reino de Dios.
Considerando la sencillez y claridad con que estos dos capítulos bosquejan el desarrollo de la historia, hasta los tiempos actuales, es asombroso y resulta sorprendente que haya tanta falta de interés en conocer los detalles. No obstante, si lo pensamos mejor, veremos que no es tan sorprendente dado que existe un condicionante para tal desinterés.
En próximas notas entraremos en el asunto.
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