En las Sagradas Escrituras, el profeta Isaías detalla la asombrosa regeneración de todas las cosas cuando el Señor Jesucristo regrese con poder. La promesa es: "Los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría" (35:9,10).El llamado es para todos quienes esperamos con fe esa maravillosa reconstitución de todas las cosas y que, sin embargo, estamos luchando con la degradación que vemos aquí. "Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará" (v. 4).
Es un capítulo específico, maravilloso, que espera un mundo nuevo, una nueva Jerusalén. Estamos viajando hacia allá por una carretera llamada Camino de Santidad (v. 8). Grandes esfuerzos se han hecho en la humanidad para llegar a establecer una utopía aquí, sobre la Tierra. Muchos han querido escapar de esta sociedad corrupta, de esta civilización destructora, experimentando estilos de vida extremos, pero, invariablemente, los resultados siempre mostraron el error, las premisas falsas.
Los seres humanos no pueden lograrla de por sí mismos; necesitan, todos nosotros, la bendita esperanza del regreso de Cristo. Tiempo atrás se realizó una película, "2001 Odisea del espacio", que celebraba las grandes aspiraciones y logros de la humanidad. Anunciaba que venían grandes y maravillosos avances tecnológicos y viajes interestelares, que harían que la vida fuera "estupendamente feliz" . Resultó tragicómico que al llegar ese año 2001, la realidad humana siguió con sus engaños y tragedias.
Por fe, los creyentes sabemos que el mal es temporal, que al igual que tuvo una causa y un principio, tendrá un fin. Que se vislumbra próximo un mundo creado de nuevo en el que junto al resto de la creación, reconoceremos que Jesucristo es el todo para los que creemos en Él.
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