El Adventismo es una espera activa de los cristianos que conocen, aman y respetan al Señor Jesús, tal como se ha revelado en las Sagradas Escrituras. Sabemos y proclamamos Su persona como Salvador de todos quienes lo acepten como tal. En Su gloriosa venida de regreso triunfal a la Tierra, erradicará para siempre el pecado causa de todo el mal, la muerte ya no será más y todos los redimidos habitarán en el mundo renovado, en Su compañía y eternamente.
martes, 16 de septiembre de 2008
LOS PROTAGONISTAS Y ACTORES DEL DRAMA
Jesús explicó a sus Setenta: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo" (Lucas 10:18). En su último discurso en el Templo, durante el cual se oyó la voz de Dios como un trueno, Jesús dijo: "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera" (Juan 12:31). Satanás- el dragón, el acusador de los hermanos, el instigador de la guerra en el cielo- nunca se reveló más plenamente que en su odio por Cristo, el Mesías.
Esas imágenes de Navidad que tanto gustan muestran una escena apacible y serena en el pesebre, pero la realidad era que una fuerza maligna estaba expectante para la destrucción de Cristo y del plan de salvación.
Algunas dramatizaciones teatrales navideñas muestran una figura satánica en el cielo sobre belén, luchando con los ángeles que guardaban el nacimiento de Jesús, protegiéndole. Esto no es un invento de un guionista o autor teatral, fue la realidad.
El poeta John Milton, escribió El Paraíso Perdido, describiendo "la batalla en el cielo". Milton ha sido acusado de dramatizar tanto la figura de Lucifer/ Satanás, que el maligno llega a ser como una figura heroica en el poema.
La realidad histórica verdadera es diferente: Satanás es verdaderamente "el acusador de nuestros hermanos" (Apo. 12:10). Él inició una guerra en el Cielo.
No se sabe qué armas emplearon ambas fuerzas. La batalla era desigual, tanto en número como en poder espiritual, ( Satanás y sus ángeles eran un tercio del ejército celestial; y Dios mismo, él sólo es mayor que toda su creación). La guerra, por definición, fue algo más terrible y catastrófico de lo que podamos imaginar. La seguridad del cielo estaba en juego y además, mediante nuestra situación hoy, como en un tubo de ensayo, también el futuro de la humanidad.
Quieras o no, eres, como todos, actor, no en una figuración teatral, sino en la historia, próxima a su final, del gran conflicto entre el bien y el mal: el conflicto entre Cristo y Satanás.
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