EL REGRESO DE CRISTO SIGNIFICA NUESTRA REALIZACIÓN COMPLETA Y DEFINITIVA COMO CRISTIANOS.
Todo lo que creemos nos conduce a este evento: la consumación de todas nuestras esperanzas como creyentes en Jesús y beneficiarios de su expiación. Sin esto, ¿qué podría significar ser cristiano? Cuando morimos, nuestra suerte no sería diferente de la un león, una rana o aun un árbol. Sólo la esperanza de la segunda venida de Cristo, hecha real por lo que Cristo hizo en su primera venida, es lo que da significado,, propósito y rumbo a nuestra fe. De este modo, Cristo nos llama, ahora mismo, a estar preparados para el momento cuando venga.
Sin embargo, la invitación no viene sola; también se proveen los medios para aceptarla. Jesús no sólo nos llama, sino que el Espíritu Santo está presente para ayudarnos, con el fin de capacitarnos para atender ese llamado. Por nuestra parte, debemos corresponder al llamado y poner nuestras vidas en armonía con Dios mediante la entrega de nosotros mismos a la obra de reconciliación y justificación de Cristo. Esta entrega debe ser seguida por un crecimiento en la gracia y un compañerismo constante con nuestro Salvador. La vida cristiana y la preparación para encontrarnos con nuestro Salvador es sencilla. Él es quien nos preparará para gozar la eternidad en su compañía y en la compañía de los seres no caídos.
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