martes, 16 de diciembre de 2008

LAS DOS BESTIAS de Apocalipsis 13.

El apóstol Juan escribe: "Después vi otra bestia que subía de la tierra..." Otra bestia, otra bestia que desafiante y prepotente demanda al cristiano la "paciencia (la perseverancia) y la fidelidad de los santos". Esta bestia representa una progresión que adquiere fuerza hasta la culminación de la historia. Hay muchos hoy casi sin aliento al reconocer la inminencia de los eventos finales de la Tierra. Las descripciones reveladas a Juan dejan bien claro que estos eventos están "cerca, a las puertas".
El capítulo de la Revelación que tratamos hoy, (leámoslo con oración y atentamente), presenta una lista de pruebas asombrosas que nos confrontarán antes de que la Tierra experimente su agonía final.
Para poder pasar con bien por esas pruebas terribles, sólo hay un método. el haberse ejercitado a diario en en la comunión espiritual con el Señor, nuestro Salvador vencedor en el gran conflicto.
Mas, ¿cómo atrevernos a dar los pasos que nos llevan más cerca de los desafíos que, en verdad, preferiríamos no tener que afrontar? La Palabra de Dios continuamente nos señala hacia la Fuente de nuestra fortaleza y certeza. "después miré, y he aquí el Cordero que estaba en pie" (Apoc.14:1).
Cuando una madre está dando a luz y participa en el nacimiento inminente de su bebé, ella se concentra totalmente en el resultado esperado; soporta todo porque espera y desea sostener a su criatura en sus brazos. Asimismo, el cristiano y todo creyente en Jesús, ha de concentrar su vida y vivencia espiritual en Jesús, de esta forma los resultados están asegurados por la "fortaleza de sus brazos".
De manera que la cuestión se simplifica en "estar realmente concentrados en el Cordero".











No hay comentarios: