La maravillosa realidad del juicio investigador para quienes han seguido a Cristo es una confiaza confirmadora. Cuando Cristo haya terminado de ministrar en el Lugar Santísimo del Santuario celestial, cuando los nombres de todos los que han hecho profesión de fe en Cristo hayan sido examinados, cuando se haya pronunciado la sentencia: "El que es justo, practique la justicia todavía" (Apo. 22:11) y los siervos de Dios sean sellados, entonces ya no hay posibilidad de que Satanás los pueda arrancar de las manos salvadoras de Dios. Los fieles creyentes, los adventistas del séptimo Día, nos aferramos de esta seguridad mientras proclamamos el juicio de Dios, el investigador que ahora se realiza y el ejecutivo despues de la segunda venida de Cristo.
La declaración: "Ha llegado la hora de su juicio' indica la obra final de la actuación de Cristo para la salvación de los hombres. Proclama una verdad que debe seguir siendo proclamada hasta el fin de la intercesión del Salvador y su regreso a la Tierra para llevar a su pueblo consigo. La obra del juicio que empezó, conforme a la profecía, en 1844, debe proseguirse hasta que sean falladas las causas de los hombres, tanto de los vivos como de los muertos; de aquí que deba extenderse hasta el fin del tiempo de gracia concedido a la humanidad" (CS 488,489).
Dios mismo está esperando la total vindicación de su carácter; es de la mayor importancia que muestre su justicia delante de su creación entera; asimismo es muy importante comprender la distinción entre el juicio investigador del momento presente, el juicio ejecutivo sobre los impíos cuando regrese Cristo y la final y total erradicación del mal en el lago de fuego despues de los mil años.
Al pensar en la naturaleza cósmica del juicio, causa enorme impresión la enormidad del problema del pecado, transgresión de las leyes de Dios. El pecado y sus consecuencias, han demostrado ser más perniciosos que cualquier virus moderno pueda ser. Ha penetrado en los lugares más recónditos, íntimos, de la naturaleza humana; corrompió el Edén original y paso a paso ha trastornado todo; y se ha revelado como el poder más destructor, intentando la destrucción del mismo Hijo de Dios y debilitar hasta anular el valor y poder moral en cada vida humana. Así, pues, no debe sorprender que Dios haya puesto gran énfasis al tratar la erradicación del pecado, de una forma tan metódica y pública.
El Adventismo es una espera activa de los cristianos que conocen, aman y respetan al Señor Jesús, tal como se ha revelado en las Sagradas Escrituras. Sabemos y proclamamos Su persona como Salvador de todos quienes lo acepten como tal. En Su gloriosa venida de regreso triunfal a la Tierra, erradicará para siempre el pecado causa de todo el mal, la muerte ya no será más y todos los redimidos habitarán en el mundo renovado, en Su compañía y eternamente.
domingo, 27 de julio de 2008
martes, 22 de julio de 2008
LA VERDADERA REALIDAD DEL JUICIO INVESTIGADOR
El profeta Daniel, en su libro, enseña claramente acerca de un juicio que se realiza antes del advenimiento de Jesús a esta tierra por segunda vez. La mayoría de los cristianos, en todas las denominaciones, acepta la existencia de un juicio; pero existen diferencias en cuanto al momento, la naturaleza y el propósito de este juicio.
Hubo un conocido predicador, puritano, que presentó un sermón titulado "Pecadores en manos de un Dios airado". En él describe una visión del juicio que enturbia el claro entendimiento espiritual del mismo a muchas gentes hasta el día de hoy. Ciertamente es una visión auspiciada y estimulada por la iglesia medieval, intimidando a los creyentes comunes para que se sometieran a los dictados de la autoridad eclesial instituída.
Desde luego, fuera de la armonía con que Dios presenta y desea que consideremos su juicio. Es muy importante que veamos a nuestro Padre celestial y a su Hijo Jesucristo como nuestra seguridad contra cualquier juicio desfavorable, porque las promesas del Señor dadas en Su Palabra son inequívocas y seguras, de manera que si estamos "en Cristo" y aceptamos que dependemos de sus méritos, no tenemos por qué temer el juicio. Pero los incrédulos, no arrepentidos, rebeldes e impíos, sí caerán en las manos de un Dios que, por su propia naturaleza, esta enojado contra el pecado.
Mas, ¿cómo puede Dios Creador estar airado contra su creación? Recordemos que a Dios le duele aun el acto de destruir a los pecadores no arrepentidos.; con certeza Isaías se refiere a este acto de Dios contra el mal como "su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación" (Isaías 28:21).
Hubo un conocido predicador, puritano, que presentó un sermón titulado "Pecadores en manos de un Dios airado". En él describe una visión del juicio que enturbia el claro entendimiento espiritual del mismo a muchas gentes hasta el día de hoy. Ciertamente es una visión auspiciada y estimulada por la iglesia medieval, intimidando a los creyentes comunes para que se sometieran a los dictados de la autoridad eclesial instituída.
Desde luego, fuera de la armonía con que Dios presenta y desea que consideremos su juicio. Es muy importante que veamos a nuestro Padre celestial y a su Hijo Jesucristo como nuestra seguridad contra cualquier juicio desfavorable, porque las promesas del Señor dadas en Su Palabra son inequívocas y seguras, de manera que si estamos "en Cristo" y aceptamos que dependemos de sus méritos, no tenemos por qué temer el juicio. Pero los incrédulos, no arrepentidos, rebeldes e impíos, sí caerán en las manos de un Dios que, por su propia naturaleza, esta enojado contra el pecado.
Mas, ¿cómo puede Dios Creador estar airado contra su creación? Recordemos que a Dios le duele aun el acto de destruir a los pecadores no arrepentidos.; con certeza Isaías se refiere a este acto de Dios contra el mal como "su extraña obra, y para hacer su operación, su extraña operación" (Isaías 28:21).
lunes, 7 de julio de 2008
"... Y LA HERIDA FUE SANADA... "
El año 1929, la "herida" causada al poder romano "fue sanada"; en efecto, aunque limitado recuperó poder mediante el tratado de Letrán, suscrito con el dictador B. Mussolini. El papado recuperó una situación próxima al poder político: la condición de Estado a la ciudad del Vaticano. Actualmente, incluso los EEUU mantienen un embajador ante el Vaticano, al igual que el resto de las naciones miembros de la ONU, donde tiene el reconocimiento y función de observador; y aun ante la oposición de algunos, su status ha sido vigorosamente reafirmado.
"En el siglo VI el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado lugar al papado. El dragón dio a la bestia 'su poder y su trono y grande aytoridad' (Apocalipsis 13:2)... La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la oscuridad" (CS 58,59)
Dijo Jesús: "Mi reino no es de este mundo... " (Juan 18:36).
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