LA RECREACIÓN es necesaria para los que se dedican al trabajo físico, y es aún más esencial para aquellos cuya labor es principalmente mental. No es esencial para nuestra salvación, ni para la gloria de Dios, mantener la mente trabajando constante y excesivamente, ni siquiera en temas religiosos. Hay diversiones como el baile, los naipes, el ajedrez, las damas, etc., que no podemos aprobar, porque el cielo las condena. Estas diversiones abren la puerta a un gran mal. No son benéficas en su tendencia, sino que tienen una influencia excitante y producen en algunas mentes una pasión por los juegos que los llevará a jugar por dinero y a la disipación. Todos estos juegos deben ser condenados por los cristianos, y deben substituirse por algo que sea perfectamente inocuo.
Vi que nuestras fiestas no deben celebrarse de acuerdo con la manera en que las celebra el mundo, y sin embargo, no deben pasar inadvertidas, porque ello producirá descontento en nuestros hijos. Existe durante esos días el peligro de que nuestros hijos estén expuestos a las malas influencias y salgan corrompidos por los placeres y la excitación del mundo. Estudien, pues, los padres la manera de ofrecerles algo que reemplace esas diversiones peligrosas. Denles a comprender que buscan su bien y felicidad.
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